viernes, 1 de julio de 2011

Artículo

Gabriela Mistral

 Con el pasar del tiempo hemos ido descubriendo las genialidades de los poetas  y su influencia en el mundo, entre los escritores que han aportado con su gran habilidad para este arte se encuentra Gabriela Mistral, quien ha heredado al mundo su creación poética y educativa, influyendo en la visión de nuestra realidad latinoamericana. Cuando hablamos de nuestra historia  latinoamericana, sabemos que no necesita ser cantada en un poema para embellecerse;  nuestra historia, es hermosa como un canto, desde la  primera hasta la última página.

Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, más conocida como Gabriela Mistral, es un ejemplo de persona, porque nos muestra con sus actos,  la valentía y superación que pocas personas son capaces de tener; ella pudo superar cualquier obstáculo, siendo el más pesado el de su niñez, y cumplir con lo que se propuso.

Se inició oficialmente como maestra de letras, desempeñando funciones en escuelas rurales, por  su labor pedagógica su nombre simboliza la obra de la mujer latinoamericana.  En sus poemas y escritos, funde con maestría descripciones de elementos y cosas de la tierra, en una actitud de contemplación casi religiosa. Su obra fiel reflejo de sus más ondas pasiones, luchas, sentimientos, y contradicciones, resultan símbolo de sus humillaciones, sus ansias infinitas de maternidad, y su  remordimiento. Todo esto en conjunto hacen que su poesía refleje como tema esencial al AMOR.

Padecía de diabetes y problemas al  corazón; finalmente muere en Nueva York. Considero que Mistral debería obtener un reconocimiento póstumo a su muerte, puesto que  a ella, se debe el sistema básico de enseñanza hoy extendido en toda América. Nuestra poetisa de los niños y de la maternidad, nos ofrece una faceta desconocida para el lector en América Latina, desarrolla en plenitud un pensamiento y quehacer educativo, que impulsó como una figura quijotesca. Nos muestra, con sus actitudes,  la esperanza de  poder plasmar ideas y proyectos que nos ayuden a superarnos; da dignidad a la vida y hace el corazón del hombre propicio a las maravillas del espíritu.

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